Cuando se habla de ‘spin-off’, más allá de pensar en un trompo loco, son muchas las personas que inmediatamente piensan que verán un producto de menor calidad al original. Esto viene seguido de debates como el de “las secuelas suelen ser malas” y temas relacionados. No obstante, “Rogue One: A Star Wars Story”, el primer largometraje ‘spin-off’ de “Star Wars” en presentarse en la pantalla grande, es el perfecto ejemplo de que cualquier connotación negativa que podría adherirse al término no es una ley ni un hecho. “Rogue One” es una película de “Star Wars” que no solo retrata a perfección lo que debe ser una guerra estelar, sino que dentro de una saga donde predomina la repetición, esta se atreve exitosamente a ser diferente sin estar enajenada.
En “Rogue One”, Jyn Erso (Felicity Jones) es una rebelde testatura a la que Mon Mothma (Genevieve O’Reilly), líder de la Alianza Rebelde, pone en sus manos la desafiante misión de robar los planos de la Estrella de la Muerte o “Death Star”. Esta potente arma, ideada por el Imperio Galáctico, es capaz de hace añicos a cualquier planeta. Para detenerla, un grupo de rebeldes unirá fuerzas a la vez que se enfrentan al peligroso líder de los Sith, Darth Vader.
“Rogue One” es el octavo filme de “Star Wars”, pero se sitúa entre el Episodio III y el IV de la saga, por lo que podría considerársele ser el Episodio 3.5. En fin, es el eslabón perdido entre la trilogía original y la trilogía de las precuelas; y es la película que no creíamos necesitar, pero que los fanáticos necesitábamos.
Si bien J.J. Abrams restableció la Fuerza para muchos con “The Force Awakens”, el director Gareth Edwards excede las expectativas con “Rogue One”. La película reconoce todo lo que ya conocemos sobre los Jedi, la Fuerza y el Lado Oscuro, pero en cierta forma lo echa a un lado para concentrarse en lo que una película de “Star Wars” debería ser: una película sobre guerra. Ya habíamos visto rebeldes contra imperiales en filmes anteriores, pero ninguna nos acerca tanto al conflicto y los sacrificios de los individuos que componen la rebelión como “Rogue One”. Muchos la han comparado con “The Empire Strikes Back”, y esta es una comparación muy certera. Es así de buena.
Aunque John Williams no estuvo a cargo de la banda sonora esta vez, Michael Giacchino hizo un excelente trabajo con una imponente ambientación musical digna de un filme de “Star Wars”, que por supuesto, recoge fraseos de las emblemáticas composiciones de Williams.
A todos los personajes se les da la oportunidad de brillar, algo que filmes como “Suicide Squad” no logran. Aparte de Jones y O’Reilly, participan Diego Luna, Mads Mikkelsen, Alan Tudyk, Riz Ahmed, Wen Jiang, Ben Mendelsohn y Forest Whitaker, todos con actuaciones destacadas. Luna y Jones llevan con sus roles potentes diálogos, y los manifiestan muy bien. Pero si hay alguien… o algo que sobresale, es Tudyk como K-2SO, el robot de este filme, que bien podríamos describir como un híbrido entre C-3PO y Chewbacca. Este robot imperial reprogramado para servir a la Alianza Rebelde brinda gran parte del humor del filme, además de tener muchas de las mejores líneas de diálogo. El personaje, de gran personalidad, resulta encantador. Por otra parte, Donnie Yen como Chirrut Îmwe, es un ciego lleno de espiritualidad y muy diestro. Es un espectáculo verlo en acción.
Como es de esperarse en una película que tiene como contexto ser un ente unificador–un puente narrativo–veremos tecnología que ya conocemos los fanáticos, como los X-Wing Fighters, Tie Fighters, y AT-ATs.
Como se puede apreciar en los cortos, esta vez veremos batallas en la playa, lo que presta a introducir nuevos rangos de soldados, entre ellos los Death Troopers vistos a continuación.
La cinematografía es impecable, al igual que los efectos visuales y sonoros. La historia, basada en los personajes de George Lucas, fue escrita por John Knoll y Gary Whitta, y el guión por Chris Weitz y Tony Gilroy. Todo está bien estructurado y la película encierra varias sorpresas que obviamente no revelaré.
En cuanto al flujo de la acción, arranca a paso lento pero firme para situarnos en el conflicto y tornarlo más personal en el caso de Jyn, pero la acción no tarda en aflorar, para mantenerte con los ojos bien abiertos durante todo el filme. Aunque “Rogue One” dura más de dos horas, la película no se siente extensa para nada; al contrario, te dejará con ganas de más.
Recapitulando, Edwards hizo una excelente película de Star Wars, que todos los fanáticos sin duda alguna se disfrutarán. Y yo pronto tendré que regresar al cine a verla unas cuantas veces más. Que la Fuerza acompañé a mi bolsillo…
Calificación: 5/5